RIMA IV

 

No digáis que agotado su tesoro,

de asuntos falta, enmudeció la lira:

Podrá no haber poetas; pero siempre

habrá poesía.

.

.

.

 

Mientras haya unos ojos que reflejen

los ojos que los miran;

mientras responda el labio suspirando

al labio que suspira;

 

mientras sentirse puedan en un beso

dos almas confundidas;

mientras exista una mujer hermosa,

¡Habrá poesía!